27 junio 2011

Marinero que se fue a la mar


Dicen que primeras impresiones nunca se olvidan. De creer esto mi vida hubiera transcurrido sin varias personas que hoy considero valiosas.

Me gusta tener las cosas y situaciones lo más que se pueda bajo control, odio los cabos sueltos, odio los inconvenientes, así que prefiero saber a qué atenerme cuando conozco a alguien, por eso hago lo que la mayoría de nosotros hacemos (y no me juzguen por ello, estoy intentando cambiarlo) que es hacerse una idea de qué tipo de persona tengo enfrente, dicho de otro modo: juzgo en la primera impresión.

Afortunadamente (para mí) no me caso con esa primera impresión, y paradójicamente cuando dejo que las cosas/situaciones salgan de mi control es cuando cambia para bien. Cuando me dejo de angustiar porque salgan lo mejor posible es cuando realmente van lo mejor posible. Así quien en un momento dado consideré mamil@, soberbi@, floj@ vino a callarme la boca para descubrir a alguien que en realidad era tímid@, reservad@ y administrad@. Y eso simplemente ocurrió, no recuerdo cómo, ni cuándo, sólo sé que un día mire a un lado y resulta que llevaba camino recorrido a mi lado. Y ha resultado que se vuelven personas entrañables.

Lo verdaderamente difícil en mi caso es eso, soltar amarras, ya antes por dejar la barca a la deriva he llegado a aguas turbulentas... y no estaba preparada. Tal vez nunca lo esté. En este momento de mi vida siento que tengo todo bajo control, pero al mismo tiempo que no va como debiera... ¿será que tengo que levantar ancla y hacerme de nuevo a la mar? ¿dejaré que sople el viento para ver a que puertos me lleva?



1 opinan:

::júbilo::haku:: dijo...

mas bien un día sentirá que es igual de "a la deriva" estar anclado que dejarse llevar.. las tormentas pegan en mar abiero y en el puerto.. una u otra es un riesgo...