Mucha gente sí, pero también mucho Lacoste y cabellos oxigenados. Muchos lentes Dolce & Gabbana y zapatillas altas. Mucha gente "bien" pues. Los rostros ajados, la tez morena; los menos. Más bien aprovechando la oportunidad de venta, de globos, de merengues y huaraches, de la camiseta de la marcha, la veladora que más tarde acabaría en la basura o si uno quería ser más práctico del foco portátil. ¿Vivirán también mis rostros de bronce con miedo?
Entre ellos, los que como yo somos de la media media. ¿Debería yo tener miedo? No tengo cosas de valor material y mi familia menos. Pero eso ellos no lo saben. O sea que soy posible blanco igual que todos. Lo que es intolerable es vivir así. Y me pregunto de nuevo ¿Qué hacer?