Tenían el tiempo encima, la adrenalina corría vertiginosamente y el calor era agobiante, más aún con el esfuerzo físico. No fue planeado, no fue de ninguna manera planeado, pero los eventos habían sido inevitables y fatídicos, y ahora no tenían opción alguna, solo podían cubrir al rastro y esperar que nunca la encontraran; y que lugar más apropiado para enterrarla... que la escuela.
12 junio 2006
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2 opinan:
En la escuela para enseñar?
Jeje, bizarro el cuento sin el contexto de la foto de Chimal, pero bueno, no quize dejar de colgarlo aquí.
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