Sol generoso que te das,
te cuelas,
a través de mis ventanas,
tus rayos tibios me envuelven, me acarician
venciendo nubes negras,
recorren su camino de a poco
hasta iluminar mi estancia,
mi hogar.
Derrotando inclusive a las persianas
derrotandome a mí, que me dejo llevar
y salgo de casa a tu encuentro
para sentir tu abrazo
para sentir el cosquilleo
en mis manos,
en mis pies,
en toda la piel,
recibir tu calor y regresar oliendo a tí
a Sol, sonrosada, plena y feliz.